¿QUÉ ES LA LITERATURA INFANTIL?
“Había una vez… y vivieron felices para
siempre”. Quién no ha evocado en más de alguna ocasión estas expresiones al recordar las historias
que nos contaban de niños o que leímos en aquellos maravillosos libros que
poblaron de imágenes y colores nuestra imaginación.
Al
hablar de Literatura Infantil, la mayoría podríamos coincidir en que se trata
de historias para niños. Sin embargo, dichas historias son creadas por adultos.
¿Es posible que un adulto entienda cómo funciona la imaginación de los niños?,
¿Qué hace que un libro se clasifique como literatura infantil?, ¿Los autores
que escriben literatura infantil, tienen
que ser un poco niños?.Tales interrogantes, que me surgieron como
mediadora en la lectura, me plantearon en su momento, una dicotomía
aparentemente insoluble. Sin embargo, con el tiempo se fue disipando, por
una razón simple: todos hemos vivido la niñez. Y por lo tanto queda una
impronta personal que sólo necesita reactivarse para traer a la luz experiencias
que nos resultan nostálgicas, o que, en caso de no ser gratas, podemos
transformar en nuestra imaginación. Y también hemos escuchado decir en el habla
coloquial que “los viejos vuelven a ser niños”, porque recuerdan con nitidez
los episodios de sus primeros años. En tal sentido, muchos hemos tenido la
suerte de haber recibido de nuestros abuelos o de nuestros padres, las primeras
historias que nos iniciaron en el camino lector.
En
el contexto del desarrollo del hábito lector, indudablemente que el entorno
inmediato de los primeros años me resultó vital. Porque en el círculo familiar,
resultan imborrables los recuerdos de las historias que nos contaba mamá o
los juegos de representaciones con
vestuario. Entonces el escenario se poblaba de seres mágicos, alegres,
folclóricos o de terror.
Si
comparo el escenario para los niños de hoy, diré que es asombroso, no sólo
porque se les reconoce su importancia como futuros ciudadanos comunicantes,
sino además, por la gran cantidad de opciones y material de lectura que
encuentran en el mercado y en los colegios. Junto a ello, las hermosas
ilustraciones, libros lúdicos, audiolibros y redes sociales, por mencionar
algunos.
Pues
bien, mi experiencia de lectura infantil fue positiva, porque siempre hubo
alguien que me leyó o que me contó historias .Luego, empecé a crear las mías. Y
también fui disfrutando con las invenciones de otros. Recuerdo haber reído
hasta las lágrimas con “Papelucho y el marciano” y también haber llorado de emoción con “El Principito”.
Y
como mediadora creo que hay libros para todos. Lo importante es tener claro que
para una buena recepción de ellos, necesitamos algunos ingredientes: voluntad, motivación, disciplina
y cariño.
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