lunes, 12 de agosto de 2013

Magia y Realidad en la literatura Infantil

MAGIA Y REALIDAD, EN LA LITERATURA INFANTIL.

Al abordar  el tema  de la  literatura infantil, desde una perspectiva más  conceptual, dejando de lado las impresiones y vivencias  personales, implica necesariamente llegar a lo que señala Joel Franz Rosell, en el sentido de que  “ Existe un impreciso concepto de literatura infantil. Se la entiende igual a  libros infantiles”. Quizás por un sentido malamente pragmático.
El concepto de literatura infantil  a través del tiempo ha  enfrentado distintos enfoques,  conforme a las necesidades del medio y según las influencias del contexto  inmediato  e histórico de los agentes involucrados en el proceso de creación, difusión y recepción.

Ver, escuchar y leer son habilidades que necesitamos desarrollar en el contexto del desarrollo del hábito lector y de las competencias comunicativas. Los seres humanos respondemos a los estímulos y fijamos muchos aprendizajes por repetición. Por lo tanto, si en el círculo familiar de los niños es frecuente el que “se cuenten o lean historias”, fomenta con ello no sólo el desarrollo de la imaginación, sino el desarrollo del lenguaje, porque los niños preguntan e incluso pueden crear sus propias historias, revestidas, por qué no decirlo  de  un contenido valórico y ejemplarizador. A través del lenguaje de sus historias dan cuenta de su identidad no sólo personal, sino también social e histórica.

 Al hablar de lenguaje, no sólo me refiero al referente oral y escrito de la narrativa, sino que también debo mencionar el lenguaje no verbal kinésico y proxémico .Con  las “primeras teatralizaciones” y juegos de roles de nuestra infancia, damos lugar a la incipiente dramática, que posteriormente recibiremos formalizada en la escolaridad.

Si bien, escribir literatura infantil es una tarea tan difícil como fascinante, porque conlleva el traer al mundo cotidiano la fantasía y transgresiones de la lógica causal de una primera etapa infantil, que a los ojos de  ellos resulta natural, es igualmente difícil, en nuestros días hablar de libros para niños. ¿Qué textos consideramos bajo esta denominación? Y ¿qué criterios se aplican para establecer que un libro es apropiado para los niños?. Nuevamente, apuntamos a un elemento esencial: el entorno familiar cercano a niños y jóvenes.

Y en este punto, creo pertinente establecer una especie de analogía en la situación que se da entre los agentes parentales, encargados de despertar el apego de los momentos iniciales y la relación mágica que se estableció cuando nuestros antepasados despiertan al mundo, se asombran, se maravillan y surgen las primeras explicaciones mitológicas que iniciarán el camino de lo que hoy llamamos literatura infantil.



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